Su cuerpo es perfecto según los actuales cánones de belleza: silueta estilizada, boca perfectamente blanca, de labios finos y curiosa sonrisa romboidal, pechos como manzanas redonditas, culito respingón... Por eso triunfó como modelo internacional para la prestigiosa agencia "Elite".
Pero las excelencias de Cameron Díaz no se terminan aquí. No es sólo un cuerpo bonito. Sobretodo es una triunfante actriz de comedia comercial desde que su primer papel en el cine fuera ni más ni menos que junto a Jim Carrey. Y su currículum cinematográfico a estas alturas ya incluye una nominación a Globo de Oro como Mejor Actriz. Todo empezó en una fiesta glamurosa en Hollywood. Un fotógrafo se quedó tan colgado por ella que en una semana le conseguió su primer contrato como modelo. Tenía 16 años. Y a partir de entonces se dejó llevar allá donde el trabajo y su espíritu inquieto la mandara, muchas veces sola. Por suerte sus padres (él es de origen cubano, capataz de una empresa petrolera, y ella angloalemana, agente de bolsa) son liberales y se enrollaron con las locuras de la niña.
Así que, con el consentimiento de los papis, estuvo hasta los 21 viajando sin parar por todo el mundo: Japón, Australia, Marruecos, Francia, Méjico... Cuando ya se había pateado el planeta y salido en las portadas de revistas como "Mademoiselle", "Seventeen", y en anuncios para Calvin Klein, Levi's y Coca Cola, sintió la necesidad de sentar el culo. Estaba insatisfecha y decidió meterse en un apartamento con el productor de vídeo Carlos de la Torre, con quien salió cinco años, e intentar cruzar la pasarela hacia el cine. Tras doce cástings lo consiguió, sin ser del todo consciente de lo que iba a representar para ella aparecer en "La máscara". Cuando se dio cuenta de dónde se había metido, le salió una úlcera por culpa del stress.
Luego su carrera flojeó un poquito, si es que se puede decir "flojear" a aparecer en dos años en tres superproducciones hollywoodienses al lado de estrellas como Keanu Reaves. Pero realmente empieza a pegar duro en "La boda de mi mejor amigo", una comedia romántica donde consigue que la mismísima Julia Roberts no le robe el novio. Pero los reconocimientos serios llegan con "Algo pasa con Mary", una historia de cachondeo de los geniales hermanos Faralley en donde absolutamente todos los personajes se enamoran de Cameron. Yo no conozco a nadie que al final no desee que Ben Stiller consiga al gran amor de su vida (aunque en ese momento su compañero real era Matt Dillon, que en la película no consigue a la rubia inocente).
Su papelón le vale una nominación a los Globos de Oro, el Premio a la Actriz más Divertida y el Premio del Círculo de Críticos de Nueva York. Luego vienen pelis como "Very Bad Things", junto a Christian Slater, y "Un Domingo Cualquiera", de Oliver Stone, en donde la vemos haciendo un papel serio: mánager de un equipo de fútbol americano.
Su tercer bombazo comercial, el más rentable para ella (2.400 millones de pesetas de "nómina"), es "Los Ángeles de Charlie". Pocas rubias en el mundo podían osar substituír a la legendaria Farrah Fawcett y Cameron lo consigue, interpretando a Natalie, la investigadora ingenua que cree en el amor verdadero. En dos de sus últimos proyectos aparece junto a rostros como Tom Cruise ("Vanilla Sky") o Leo DiCaprio ("Gangs of New York"). Pero ya hace tiempo que el suyo no se queda en un segundo plano.
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