(Humacao, Puerto Rico, 1936) Escritor puertorriqueño. En 1948 su familia se mudó a San Juan, la ciudad capital, como muchas otras familias que participaban en la migración hacia la capital de la clase obrera, efecto de la industrialización que el Partido Popular Democrático patrocinó durante la década de 1940. En San Juan recibió la educación primaria y secundaria en el sistema de instrucción pública.
Interesado en las artes dramáticas, comenzó su carrera artística como actor mientras estudiaba y trabajaba en la radio. Se convirtió en dramaturgo después de graduarse. En 1955 pasó a México para perfeccionarse en el arte teatral. La Universidad de Puerto Rico le otorgó una beca que le permitió tomar cursos en la Universidad de Columbia y en la Universidad de Nueva York en 1959, por la que obtuvo la maestría en artes en 1963. Aunque inició sus estudios doctorales en la Universidad de Columbia, terminó los mismos en la Universidad Complutense de Madrid, España, en 1976. Sánchez ha ejercido también como profesor en distintas universidades de Estados Unidos, entre ellas la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.
Como escritor, Luis Rafael Sánchez ha destacado tanto en el terreno del teatro como en la narrativa. Comenzó su carrera literaria en la dramaturgia, con un estilo profundamente marcado por el existencialismo y el teatro del absurdo, aunque ya en Farsa del amor compradito (1960) aparece un marcado sentido del humor y una autoconciencia de lo teatral. Se le considera un dramaturgo de valor significativo en Puerto Rico, donde sus obras se han estado representando desde finales de la década de 1950. Otras piezas teatrales suyas son Los ángeles se han fatigado (1960), La espera (1960), La hiel nuestra de cada día (1962), La pasión según Antígona Pérez (1968) y Quíntuples (1985).
En la narrativa destacó ya desde su primera novela, La guaracha del Macho Camacho (1976), una de las de mayor impacto en la narrativa del Caribe en los últimos tiempos. Caracterizada por su lenguaje barroco, lleno de hipérboles, juegos de palabras, eufemismos y repeticiones incesantes, es un retrato de Puerto Rico como una sociedad en estado decadente, en donde sus miembros son personajes corruptos por su obsesión por los productos de la cultura popular estadounidense, y que resultan graciosos y a la vez patéticos en su incapacidad para comunicarse significativamente unos con otros. Dominada por este son singular (la guaracha) y la presencia omnipresente del locutor, la novela rompe las barreras de técnicas narrativas tradicionales para crear una sintaxis regida por el caos y la monstruosa celebración de la vida.
Posteriormente publicó La importancia de llamarse Daniel Santos (1989), texto en el que analiza los mitos y leyendas de Latinoamérica desde una perspectiva puertorriqueña con su lenguaje característico. Autor interesado en todas las vertientes de la escritura, Luis Rafael Sánchez ha cultivado también el cuento (En cuerpo de camisa, 1966) el ensayo crítico e incluso el guión cinematográfico.
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